Al contrario de lo que se escucha en muchas ocasiones, dormir sin almohada no es beneficioso para nuestra espalda, ya que dormir así concentra una gran tensión en una parte fundamental de nuestro cuerpo, el cuello. Una buena almohada ayuda a que el cuerpo descanse en una posición más natural.
En la mayoría de los casos, los modelos menos gruesos son los que nos ayudan mejor a mantener la posición natural del cuerpo mientras descansamos y están especialmente recomendados para personas con problemas cervicales.
Sin embargo, a la hora de elegir la almohada que más nos conviene hay que tener en cuenta algo tan básico como la postura en la que solamos dormir:
Si te gusta dormir boca arriba, la mejor opción es una almohada fina. Si optas por una gruesa o decides prescindir de ella, lo que vas a conseguir es una buena contractura en el cuello y no descansar correctamente.
Si normalmente duermes de lado, lo mejor es hacerlo sobre una almohada gruesa que te ayuda a mantener una correcta posición de tu cuello durante el descanso.
Si eres de los que duerme boca abajo, postura poco recomendable para tu espalda y cuello, busca una almohada flexible sin demasiado grosor.
Distintos tipos de almohadas:
- Cervical: sus formas son diversas y dependen del problema que tengas que corregir. Especialmente indicadas para personas que duerman boca arriba, ya que protegen cabeza, cuello y nuca.
- Plumas: carecen de firmeza, por lo que están especialmente indicadas para aquellos que durmáis boca abajo. Su mayor inconveniente es que dan mucho calor.
- Látex: se adaptan a la posición de nuestro cuerpo y cabeza. Son antialérgicas y traspiran.
- Fibras sintéticas: lo más normal es que estén fabricadas en poliéster. Son más firmes y económicas que las de plumas.
- Viscoelásticas: fabricadas con una espuma especial, se ajustan perfectamente a nuestra cabeza y cuello. Perfectas para aquellos que cambian mucho de postura al dormir.
Imágenes sujetas a licencia CC de Daehyun Park
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