

A día de hoy, el televisor se ha convertido en un elemento imprescindible para prácticamente todos los hogares. Supone una de nuestras mayores fuentes de entretenimiento y en la mayoría de los casos, es la excusa perfecta para reunir a toda la familia. Respecto a la decoración, suele ser el eje central del salón, por lo que debemos ubicarla en un lugar estratégico. Lo que “a priori” parece sencillo puede convertirse en una auténtica pesadilla si no tenemos en cuenta algunas cuestiones.
Estos factores no sólo hacen referencia a la ubicación y la orientación, sino también al mobiliario, al tamaño del televisor, la distribución de la sala, las personas que suelan reunirse en el salón, la estética, etc. Afortunadamente el mercado nos ofrece un sinfín de posibilidades y precios de lo más variados.
¿Dónde colocar la televisión en el salón?
Algo clave a la hora de colocar la televisión en el salón son las fuentes de luz. Debemos asegurarnos de que no se creen reflejos en la pantalla, evitando, por ejemplo, situarla frente a la ventana. Es más, lo ideal es que ambos elementos se encuentren lo más alejados posible y que instalemos cortinas o estores. También es aconsejable no colocar luces encima del equipo, sino al menos a dos metros de distancia.
Por otra parte, la televisión debe estar a la altura y distancia correcta respecto al sofá. Con el fin de proteger nuestros ojos, se recomienda una altura de 1/3 por encima de nuestra cabeza cuando estemos sentados. Esto es, aproximadamente, entre 85 cm y 1 metro de altura. Además es importante que haya una distancia mínima de 1,5 a 2 metros entre los asientos y la pantalla.
Teniendo en cuenta todo esto, hay que buscar el rincón más conveniente para instalar el televisor. Se recomienda que sea un espacio tranquilo, donde no haya demasiado movimiento entre los habitantes de la vivienda, y que invite al descanso. También es fundamental que sea un lugar adecuado para el tamaño de la pantalla.


En función del espacio disponible escogeremos el mobiliario que mejor se adapte a la zona. Algo muy popular actualmente es lo que se denomina televisión integrada; se trata de situar el televisor en un mueble de manera que encaje bien con el resto de la decoración, lo más discretamente posible. Por ejemplo, en una balda de una librería que tenga el suficiente tamaño. Existen, incluso, muebles especiales para ello, que permiten ocultarla tras dos puertas o un cajón cuando no la estemos utilizando.
Otra opción es instalar un mueble multifuncional donde, además de poner la televisión, dispongamos de espacio de almacenaje para otras cosas: libros, vajilla, objetos decorativos, etc. Este tipo de mobiliario se compone de varios módulos combinados, lo que es perfecto para viviendas pequeñas. Es una solución muy habitual hoy en día, por lo que no nos será difícil encontrar muebles de estas características prácticamente en cualquier tienda especializada. Una de las grandes virtudes de estos muebles es que están diseñados para ocultar los cables, evitando así ese indeseado efecto antiestético.
Si no tenemos suficiente espacio para ello, bastará con elegir un práctico mueble pequeño, a ser posible con ruedas para nuestra mayor comodidad. Al contrario de lo que a veces se cree, esto no tiene por qué romper la armonía estética de la estancia. El secreto está en elegir una pieza acorde con el resto de la decoración. También cuenta con la ventaja de que podemos situar el mueble donde queramos para después guardarlo cuando terminemos de ver la televisión, de forma que no nos resulte molesto.
Una de las alternativas más modernas, muy común en el estilo minimalista, es fijar el televisor en la pared. Es la mejor forma de ahorrar espacio, algo ideal para salones pequeños. Además puede integrarse fácilmente con la decoración, añadiendo cuadros y fotografías a su alrededor. Otra ventaja es que puede visualizarse bien la pantalla desde todos los ángulos.
En resumen, a la hora de colocar la televisión en el salón debemos buscar un rincón adecuado, que nos permita ver la pantalla cómodamente y no robe demasiado espacio. Y que a su vez no interfiera negativamente en el estilo decorativo de la estancia. Como hemos podido ver, disponemos de muchas y variadas posibilidades.