Griferías electrónicas

¿Cuántas veces has ido con las manos sucias y has manchado el mando del grifo para abrirlo? Seguro que más de una, aunque lo peor es cuando el jabón con el que te has lavado las manos previamente, juega a resbalarse con el mando del grifo y no te deja abrirlo. Pues de estas dos cosas no deberías preocuparte si contaras con uno electrónico. El sensor que llevan incorporado, da la facilidad de que cuando detecta tus manos, se acciona el caudal del agua. Ésta, sin duda, es una de sus ventajas, puesto que no tendrás que limpiarlo tan a menudo como uno corriente. La argumentación es bien sencilla. Al no tener que accionar ningún mando para abrir el grifo, no se ensucia tan rápidamente. Por otro lado, podrás regular el caudal de agua que quieras que caiga, así como la temperatura. Suelen contar, o bien con una pantalla táctil los más modernos, o bien una palanca en un lateral, con la que podrás elegir el perfil de tu grifo. De esta forma, se reduce el riesgo de inundación porque no podrás dejarte el grifo abierto sin darte cuenta. No obstante, si quieres llenar el lavabo, por ejemplo, no te preocupes porque todos los grifos electrónicos cuentan con un sistema manual. Éste lo tienen por si hay un fallo eléctrico en la casa, puesto que este tipo de grifería funcionan con pilas -que podrían agotarse cuando menos te lo esperas- o dependiendo del sistema de luz. Fuente de la imagen: HANSA

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