

Una vez que has reunido todas las ganas necesarias para abrir el armario y ponerte manos a la obra, empieza por sacar la ropa que dejaste antes del inicio del verano en la parte delantera de éste. Aquí estarán los pantalones cortos, faldas, camisetas de tirantes y demás prendas que has estado utilizando todo el verano para convivir con el calor. Colócalas ordenadamente sobre la cama para poder disponerlas después de la misma forma, sin que se arruguen demasiado.
Ahora deberás rescatar el resto de prendas del armario. No las coloques directamente en la parte delantera del armario, sácalas y mientras te aseguras de que no se han arrugado mucho, ve probándotelas para comprobar que no han 'encogido' durante el verano. Es la mejor forma de deshacerte de ropa que ya no te pones o que no te queda bien, ¿no crees?
En cuanto a los zapatos, deberás guardar las sandalias y sacar algunos modelos más cerrados. Para almacenarlos bien, si no cuentas con un zapatero, te aconsejamos que los guardes en cajas. De esta forma, los tendrás bien ordenados y no mancharán el armario. Eso sí, antes de guardarlos, preocúpate por limpiarlos bien para que la próxima vez que los vayas a utilizar estén en perfecto estado.
Por último, saca los abrigos y colócalos en esas perchas en las que decidiste disponer los vestidos para el verano. Recuerda que pronto vendrá el frío y querrás tener a mano algo para abrigarte. ¿A qué esperas? ¡Es el momento perfecto para preparar tu armario para la nueva temporada!
Fuente de la imagen: PureNature