

La premisa que tienes que tener en cuenta es que el espacio tiene que estar en armonía con la naturaleza. Para ello se recurre a la colocación de rocas y árboles -siempre en números impares eso sí-. Lo que se busca es la armonía, que antes comentaba, basada en la asimetría final que tendrá la composición.
¿Has oído alguna vez la expresión "menos es más"? Es aquí donde alcanza su máximo siginificado. La austeridad es la protagonista del jardín así como la simplicidad. Por ello, predominan los jardines de arena y roca.
De alguna manera tienes que incluir agua en el jardín, ya que es uno de los protagonistas de este tipo de paisajismo.
No tengas miedo de realizar fuertes contrastes para ejercer cierta tensión entre los elementos. De este modo conseguirás crear armonía, energía y movimiento en la composición. Procura combinar elementos blancos y negros para recrear el ying y el yang.


El espacio en el que esté emplazado el jardín es importante, ya que está pensado para ser contemplado desde el interior de las viviendas. A través de esta sugestión, nuestra mente imaginará lo que se puede encontrar en el jardín.
No te preocupe que el paso del tiempo afecte a distintos elementos de tu jardín, ya que es algo inevitable.


Una opción cada vez más extendida
Es muy habitual ver en las casas modernas este tipo de jardines que requieren un mantenimiento inferior que aquellos en los que se ha apostado por el césped. Algunas personas incluso optan por tener un jardín zen a pequeña escala para trabajar y relajarse en el.
Fuente Imágenes ThinkStock.